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cap.
darwin: viaje del «beagle»

eso las fiebres no son de carácter maligno. En todos los países malsanos es peligrosísimo dormir en la zona costera inmediata al mar. ¿Se debe al estado del cuerpo durante el sueño, o a la mayor abundancia de miasmas por la noche? Parece cierto que los que están a bordo en un barco, aunque se halle anclado a muy poca distancia de la costa, experimentan la acción deletérea del clima en grado menor que los que están en tierra. Por otra parte, he oído hablar de un caso notable, en que se declararon las fiebres malignas en la tripulación de un barco de guerra a cientos de millas de la costa de Africa, y al mismo tiempo que empezaba en Sierra Leona uno de los terribles períodos de mortandad [1] allí tan frecuentes.

Ningún estado de Sudamérica, desde la declaración de la Independencia, ha sufrido más que el Perú las consecuencias de la anarquía. En la época de nuestra visita había cuatro jefes en armas, contendiendo por la supremacía en el Gobierno; si alguno lograba prevalecer por algún tiempo, los demás se unían contra él; pero no bien le habían derrocado, empezaban a guerrear entre sí. El otro día, en el aniversario de la Independencia, hubo misa solemne, en la que comulgó el Presidente de la República, y mientras se cantaba el Te Deum, los regimientos desplegaron en vez de la bandera peruana una negra que llevaba en el centro una calavera blanca. ¡Imagínese un Gobierno capaz de autorizar una demostración de tal índole, en ocasión tan solemne, para significar su resolución de luchar hasta morir! Fué para mí una desgracia que coincidieran estos trastornos del orden público con


  1. Un caso semejante se cita en el Madras Medical Quarterly Journal, 1839, pág. 340. El Dr. Ferguson, en su admirable artículo (véase el vol. IX de Edinhurgh Royal Transactions, demuestra claramente que el veneno se engendra en el proceso de desecación, y de aquí que los países cálidos secos sean a menudo los más insalubres.