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cap.
darwin: viaje del «beagle»

de la Cordillera, puede tenerse la seguridad casi completa de que antes de las últimas elevaciones la atmósfera no estuvo tan completamente desprovista de humedad como ahora, y, además, habiendo sido gradual la elevación, lo propio ha ocurrido con el cambio de clima. En este supuesto de un cambio de clima posterior a la época en que dichas construcciones estuvieron habitadas, las ruinas deben de ser antiquísimas, y, por otra parte, no creo que su conservación ofrezca dificultad de ningún género en el clima chileno. También es preciso admitir en tal hipótesis (y ésta es quizá una dificultad mayor) que el hombre ha habitado en Sudamérica durante un período inmensamente largo; tanto más, cuanto que todo cambio de clima causado por la elevación del país ha debido ser extremadamente gradual. En Valparaíso, en los últimos doscientos veinte años, el terreno se ha elevado algo menos de 19 pies; en Lima, una playa ha subido con seguridad de 80 a 90 pies en el período indio-humano; pero tan pequeñas elevaciones hubieran modificado en muy escasa cantidad la marcha general de las corrientes atmosféricas portadoras de humedad. El doctor Lund, sin embargo, halló esqueletos humanos en las cuevas del Brasil, cuyo aspecto le indujo a creer que la raza india ha existido en Sudamérica durante un vasto lapso de tiempo.

Estando en Lima conversé sobre estos asuntos [1] con Mr. Gill, ingeniero civil, que había visto una gran parte del interior del país. Me dijo que por su mente


  1. Temple, en sus viajes por el Alto Perú o Bolivia, hablando del trayecto de Potosí a Oruro, dice: «Vi muchas aldeas o viviendas indias en ruinas hasta en las cumbres mismas de las montañas, signos evidentes de haber existido una antigua población en lugares donde ahora todo está desolado.» Análogas observaciones hace en otro lugar; pero no puedo decir si esta desolación ha sido causada por la falta de habitantes o por las condiciones del terreno, profundamente alteradas.