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cap.
darwin: viaje del «beagle»

secos. En primavera, una humilde plantita echa algunas hojas, y de ellas se alimentan los caracoles. Como se los ve muy de madrugada, cuando la tierra está ligeramente empapada de humedad, los guasos creen que los produce la planta mencionada. En otros lugares he observado que las regiones extremadamente secas y estériles, donde el suelo es calcáreo, favorecen en gran manera el desarrollo de conchas terrestres. En Carrizal había algunas quintanas, poca agua, que era salobre, y escasos indicios de cultivo; pero nos costó trabajo adquirir un poco de grano y paja para los caballos.


4 de junio.—De Carrizal a Sauce. Proseguimos caminando por llanos desiertos, usufructuados por numerosos rebaños de guanacos. También cruzamos el valle del Chañeral, que, no obstante ser el más fértil entre Huasco y Coquimbo, es muy angosto y produce tan poco pasto, que no pudimos comprar nada para las cabalgaduras. En Sauce hallamos un señor anciano muy cortés, superintendente de una fundición de cobre. Como favor especial me permitió comprar, a gran precio, un brazado de paja sucia, único alimento que los pobres caballos tuvieron de cena aquella noche, después de un largo día de viaje. Pocos hornos de fundición trabajan ahora en ninguna parte de Chile; se ha creído más provechoso, a causa de la extremada escasez de leña y de ser tan imperfecto el procedimiento chileno de reducción, embarcar el mineral para Swansea. Al día siguiente cruzamos algunas montañas en dirección a Freirina, en el valle de Huasco. A cada jornada que hacíamos hacia el Norte la vegetación disminuía más y más, y aun el gran cactus cirio se hallaba reemplazado aquí por una especie diferente y mucho más pequeña. Durante los meses de invierno, tanto en el norte de Chile como en el Perú, se ve suspendido sobre el Pacífico un banco de nubes rela-