Página:Charles Darwin - Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo - Tomo II.djvu/121

Esta página ha sido corregida
xv
103
paso de la cordillera

la uniforme y elevada sequedad del aire. Esta sequedad se mostró en el modo de resquebrajarse la madera (según vi por las molestias que me ocasionó mi martillo geológico), en el desusado endurecimiento de algunos artículos alimenticios, como el pan y el azúcar, y en la conservación de la piel y trozos de carne de las bestias que han perecido en el camino. A la misma causa debe atribuirse la singular facilidad con que se excita la electricidad. Mi chaleco de franela, frotado en la obscuridad, parecía haber sido untado con fósforo; todos los pelos del lomo de un perro soltaban chispas, y lo mismo hacían los trapos de lienzo y hasta el correaje del cuero de la silla de montar, siempre que se frotaban.


23 de marzo.—El descenso por el lado oriental de la Cordillera es mucho más breve o escarpado que por la parte del Pacífico; en otros términos: las montañas se levantan más abruptamente sobre los llanos que sobre la comarca alpina de Chile. A nuestros pies se extendía un mar de nubes, de brillante blancura y enteramente liso, ocultando la vista de la inmensa planicie, también a nivel, de las Pampas. Poco después entramos en la faja de nubes, y no volvimos a salir aquel día. A la mitad del mismo, habiendo hallado pasto para las bestias y arbustos para quemar, en Los Arenales nos detuvimos, a fin de pernoctar allí. Nos hallábamos cerca del límite superior del matorral, y la elevación, a lo que creo, oscilaba entre 2.100 y 2.400 metros.

Extrañé mucho la marcada diferencia entre la vegetación de estos valles orientales y los del lado chileno; sin embargo, el clima, así como la clase de suelo, son casi idénticos, y la diferencia de longitud insignificante. La misma observación se aplica a los cuadrúpedos, y en un grado menor, a las aves e insectos. Citaré como ejemplo los ratones, de los que obtuve 30 especies en