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cap.
darwin: viaje del «beagle»

más, los mineros salen con frecuencia los domingos a registrar las montañas, llevando consigo una palanca o barra de hierro. En esta parte del sur de Chile los vaqueros que llevan el ganado al interior de la Cordillera y frecuentan las barrancas todas donde crece algún pasto son los ordinarios descubridores.


20 de marzo.—Al paso que ascendíamos por el valle, la vegetación, salvo algunas pocas lindas flores alpinas, se hacía extraordinariamente escasa, y en cuanto a cuadrúpedos, aves o insectos, apenas podía verse alguno. Las altas montañas presentaban en sus cimas algunos trozos nevados, y se alzaban perfectamente separadas unas de otras, mientras los valles aparecían repletos de una espesísima capa de aluvión estratificado. Los rasgos del paisaje de los Andes que más me impresionaron, por el contraste con las demás cadenas montañosas que conozco, fueron: las fajas planas, que a veces se dilataban en angostos llanos por ambos lados de los valles; los vivos colores, principalmente rojo y púrpura, de las escarpadas y desnudas montañas de pórfido; los enormes y continuos diques como muros; los estratos, perfectamente distintos, que donde eran casi verticales formaban los pintorescos y alegres pináculos centrales, y donde tenían menor inclinación constituían los grandes macizos montañosos en las faldas de la sierra, y, por último, las acumulaciones cónicas y alisadas de excelentes detritus coloreados que subían en ángulo agudo desde la base de las montañas, a veces hasta una altura de 600 metros.

Frecuentemente observé, así en Tierra del Fuego como en el interior de los Andes, que donde la roca permanecía cubierta de nieve durante la mayor parte del año aparecía fraccionada de un modo rarísimo en pequeños trozos angulosos. Scoresby [1] ha obser-


  1. Scoresby, Regiones Articas, vol. I, pág. 122.