Página:Charles Darwin - Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo - Tomo I.djvu/68

Esta página ha sido corregida
43
cap.
darwin: viaje del «beagle»

natos que ocurren provienen en parte de esta costumbre. Los brasileños son tan diestros en el uso de dicha arma, que pueden arrojarla a cierta distancia con precisión y fuerza bastantes para causar una herida fatal. He visto numerosos chiquillos ejercitarse en este arte por vía de juego, y de su destreza en clavar el cuchillo en un madero vertical se podía esperar mucho para el caso de un serio apuro. Mi compañero había matado el día antes dos grandes monos barbudos. Estos animales tienen colas prensiles, cuya extremidad, aun después de muertos, puede sostener todo el peso del cuerpo. Uno de ellos quedó perfectamente asido a una rama por dicho procedimiento, y fué necesario cortar por el pie un gran árbol para cobrarlo. Nuestra caza del día, además del mono, se redujo a varios loritos verdes [1] y algunos tucanes. Sin embargo, mi amistad con el padre [2] portugués no fué estéril, porque en otra ocasión me dió un excelente ejemplar del gato yaguarundi.

Todo el mundo tiene noticias del bello paisaje de Botofogo. La casa en que me albergaba distaba poco de la conocida montaña del Corcovado. Hase observado con mucha verdad que las colinas cónicas abruptas son características de la formación designada por Humboldt como gneiss-granito. No puede haber nada más sorprendente que el efecto de estas enormes masas redondeadas de roca desnuda irguiéndose entre la más lujuriante vegetación.

Con frecuencia me entretuve en observar las nubes que, avanzando de la parte del mar, formaban una gran masa precisamente bajo del más alto pico del Corcovado. Esta montaña, como otras muchísimas, cuando estaba velada en parte parecía alzarse sobre su


  1. Los loritos verdes propios del Brasil pertenecen al género Chrysotis.—Nota de la edic. española.
  2. En el original inglés, padre está en castellano.