CAPITULO XI
A fines de mayo de 1834 entramos por segunda vez en la gola oriental del estrecho de Magallanes. El terreno en ambos lados de esta parte del estrecho se compone de llanuras casi horizontales, como las de Patagonia. Cabo Negro, un poco dentro del segundo paso, puede considerarse como el punto en que el país empieza a asumir los caracteres peculiares de Tierra del Fuego. En la costa oriental, al sur del estrecho, masas distantes de arbolado en asociación de parque relacionan estos dos países, que son opuestos en cuanto a los demás caracteres. Es verdaderamente admirable hallar en un espacio de 20 millas un cambio tan notable en el paisaje. Si tomamos una distancia algo mayor, como la que hay entre Puerto del Hambre y la Bahía de Gregory—que es cerca de 60 millas—, la diferencia es todavía más maravillosa. En la primera región hemos rodeado montañas ocultas por bosques impenetrables, copiosamente regados por la lluvia que