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cap.
darwin: viaje del «beagle»

a un perro. Las pruebas en favor y en contra de la agudeza olfatoria de los buitres y rapaces afines son igualmente poderosas. El profesor Owen ha demostrado que los nervios olfatorios del zopilote (Cathartes aura) están grandemente desarrollados, y en la misma sesión en que se leyó ante la Zoological Society el trabajo de Mr. Owen, uno de los asistentes refirió haber visto las rapaces carroñeras de las Antillas reunirse en dos ocasiones sobre el tejado de una casa, cuando había en ella un cadáver insepulto que empezaba a oler; en este caso parece difícil que descubrieran por el sentido de la vista la carne en descomposición. Por otra parte, además de los experimentos de Audubon y del más arriba citado, Mr. Barchman ha ensayado en los Estados Unidos varios procedimientos, de los que se deduce que ni el zopilote (la especie disecada por el profesor Owen) ni el gallinazo descubren la comida por el olfato. Envolvió en una tela de cañamazo delgado despojos que hedían fuertemente, y los cubrió de trozos de carne; los buitres comieron éstos y después se quedaron tan tranquilos, con los picos tocando casi la masa pútrida, pero sin notar su presencia. Hízose un pequeño rasgón en el cañamazo, y entonces fueron descubiertos por las aves los restos podridos; reemplazóse el cañamazo por un trozo nuevo, en el que se volvió a poner carne, y otra vez fué ésta devorada por los zopilotes, sin echar de ver la masa oculta en que estaban picoteando. Estos hechos se hallan atestiguados por las firmas de seis caballeros, además de la de Mr. Bachman [1].

Muchas veces, estando tendido en las llanuras abiertas y mirando hacia arriba, he visto las rapaces carroñeras volando a gran altura. En terreno llano la porción de bóveda celeste que de ordinario alcanza a ver una persona, a pie o a caballo, no creo que mida más


  1. London's Magazine of Nat. Hist, vol. VII.