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cap.
darwin: viaje del «beagle»

casi imaginarme transportado de nuevo a los desolados valles de la isla de Santiago. Entre los cantiles basálticos hallé algunas plantas que no había visto en ninguna otra parte, y reconocí otras procedentes de la Tierra del Fuego. Estas rocas porosas sirven como de depósitos a la escasa agua de lluvia, y, consiguientemente, en la línea donde se unen las formaciones ígneas y sedimentarias brotan algunos pequeños manantiales (cosa que ocurre rarísima vez en Patagonia), y pueden distinguirse a distancia por manchas limitadas de brillante verdor.


27 de abril.—El cauce del río se estrecha algún tanto, y de ahí que la corriente se haga más rápida. Aquí corre a razón de seis nudos por hora. Por esta causa y por los muchos y grandes fragmentos esquinados que rayaban los costados de los botes, la navegación se hizo a un tiempo peligrosa y difícil.


Hoy maté un cóndor de un tiro. Medía de punta a punta de las alas más de dos metros y medio, y del pico a la cola, un metro y dos decímetros. Como es sabido, este ave tiene una amplia área geográfica, pues se la halla en la costa occidental de Sudamérica, desde el estrecho de Magallanes, a lo largo de la Cordillera, hasta 8° al norte del Ecuador. El escarpado cantil que hay cerca de la desembocadura del río Negro señala su límite septentrional en la costa de Patagonia, y hasta ese punto se han extendido en unas 400 millas, desde la gran línea central de su habitual morada, en los Andes. Más al Sur, entre los precipicios riscosos al fondo de Puerto Deseado, el cóndor no es raro; sin embargo, solamente algunos extraviados visitan accidentalmente el litoral. Estas aves frecuentan una linea de cantiles que hay cerca de la desembocadura del Santa Cruz, y a unas 80 millas río arriba,