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cap.
darwin: viaje del «beagle»

Si Buffón hubiera tenido noticia del perezoso gigante y de otros animales parecidos al armadillo, también de tamaño enorme, así como de los paquidermos desaparecidos, habría podido decir que las fuerzas creadoras de América han perdido su poder; afirmación más verosímil que la de que no lo tuvieron nunca sino en corto grado. El mayor número, si no todos, de estos cuadrúpedos extintos vivió en un período reciente y fueron contemporáneos de las más de las conchas marinas que hoy existen. Desde que ellos vivieron no se ha efectuado ningún gran cambio en la forma del país. ¿Cuál ha sido, pues, la causa que ha exterminado tantas especies y todos los géneros? El ánimo se siente arrastrado desde luego irresistiblemente a suponer algún gran cataclismo; mas para destruir así tantos animales, grandes y pequeños, en el sur de Patagonia, en el Brasil, en la Cordillera del Perú, en Norteamérica hasta el estrecho de Behring, sería menester sacudir el globo entero [1]. Fuera de eso, el examen de la geología de La Plata y Patagonia conduce a la creencia de que todos los rasgos del país provienen de cambios lentos y graduales. Juzgando por el carácter de los fósiles en Europa, Asia, Australia y las dos Américas del Norte y del Sur, parece que las condiciones favorables a la vida de los mayores cuadrúpedos coexistieron últimamente en todo el mundo. Qué condiciones fueron ésas, nadie ha podido ni siquiera conjeturarlas hasta ahora. Difícilmente cabe atribuirlo a un cambio de temperatura, que casi al mismo tiempo destruyera los habitantes de latitudes tropicales, tem-


  1. La teoría de los cataclismos geológicos como explicación de la sucesión de las faunas fue inventada por Cuvier. El geólogo inglés Lyell, a quien Darwin dedicó esta obra, arruinó por completo la teoría de Cuvier tras la racional exposición de las causas actuales en sus Principies of Geology. Hoy—salvo los no enterados—nadie defiende en geología los cambios súbitos y catastróficos.—Nota de la edic. española.