Página:Charles Darwin - Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo - Tomo I.djvu/245

Esta página ha sido corregida
viii
221
banda oriental y patagonia

que se comprometía a entrar en el corral a pie, coger una yegua, trabarle las manos, sacarla, derribarla, matarla, degollarla, poner la piel en estacas para secarla (operación esta última muy pesada), hacer lo mismo con otra, y sucesivamente hasta con 22 en un solo día. En el caso de limitarse a matarlas y desollarlas, el número anterior se elevaría a 50. Esta tarea se tiene como prodigiosa, porque se considera como buena labor diaria la de degollar y colgar las pieles de 15 ó 16 animales.


26 de noviembre.—He salido con ánimo de regresar en línea recta a Montevideo. Habiendo tenido noticia de que hay algunos huesos gigantes en cierta alquería próxima, sobre el Sarandis, pequeño afluente del río Negro, he ido a caballo allá en compañía de mi patrón y conseguido por el valor de 18 peniques la cabeza del Toxodon [1]. Cuando se la descubrió estaba perfectamente entera; pero los muchachos le quitaron algunos dientes, con piedras, y luego la tomaron por blanco para tirar cantos. Por una felicísima casualidad hallé un diente completo, que encajaba perfectamente en uno de los alvéolos del cráneo enterrado en las orillas del río Tercero, a la distancia de cerca de 228 kilómetros de este lugar. He encontrado restos de este extraordinario animal en otros dos lugares; de modo que en tiempos antiguos debió de abundar bastante. Además he tropezado aquí con grandes porciones de la armazón de un animal gigantesco parecido al armadillo, y con parte de la gran cabeza de un Mylodon. Los huesos de esta cabeza estaban tan frescos que contenían, según el análisis de


  1. Hago constar mi agradecimiento a Mr. Keane, en cuya casa me hospedé en el Berquelo, y a Mr. Lumb, de Buenos Aires, porque sin su ayuda dichos valiosos restos nunca hubieran llegado a Inglaterra.