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de buenos aires a santa fe

El mochuelo (Athene cunicularia), tantas veces citado en las llanuras de Buenos Aires, sólo habita en las vizcacheras; pero en Banda Oriental se fabrica él mismo su vivienda. En pleno día, pero más especialmente por la tarde, pueden verse estas aves en todas las direcciones, reunidas en parejas, frecuentemente sobre los montículos junto a sus madrigueras. Si se las molesta, o se meten en sus escondrijos, o, lanzando una especie de chillido áspero y penetrante, dan un vuelo corto y notablemente ondulatorio, para posarse en un sitio próximo y volverse a mirar de hito en hito a su perseguidor. De cuando en cuando se las oye ulular por la noche. En los estómagos de dos que abrí hallé los restos de un ratón, y un día las vi matar y llevarse una pequeña culebra. Dícese que éstas constituyen sus presas ordinarias durante todo el día. Mencionaré aquí, para hacer ver cuán variada es la alimentación de los buhos, que uno de éstos, muerto en las isletas del Archipiélago Chonos, tenía el estómago lleno de cangrejos de regular tamaño. En la India [1] hay una especie de buhos pescadores, que cogen también cangrejos.

Por la tarde cruzamos el río Arrecife en una sencilla almadía, hecha con barricas atadas unas a otras, y pasamos la noche en la casa de postas, en la otra orilla. En este día pagué el alquiler de mi cabalgadura por 31 leguas, y aunque brillaba un sol ardiente, sentí poca fatiga. Cuando el capitán Head habla de cabalgar 50 leguas por día, no creo que la distancia sea igual a 150 millas inglesas. Comoquiera que sea, las 31 leguas eran sólo 76 millas en línea recta, y caminando por la campiña franca me parece que con añadir cuatro millas más, por los rodeos, hay bastante.


  1. Journal of Asiatic Soc., vol. V, pág. 363.