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cap.
darwin: viaje del «beagle»

de notar que comen gran cantidad de sebo, substancia de naturaleza menos animalizada, y rechazan de un modo muy particular la carne seca, como la del agutí. El Dr. Richardson [1] ha observado también «que cuando la alimentación ha estado constituída durante largo tiempo por carne magra se siente una necesidad irresistible de tomar grasa, en términos de poder consumirla pura en grandes cantidades, y aun derretida, sin sentir náuseas»; esto me parece un curioso fenómeno fisiológico. Quizá de este régimen alimenticio puramente animal procede que los gauchos, de igual modo que algunos animales carnívoros, pueden estar sin comer largo tiempo. A propósito de esto me refirieron que en Tandil un destacamento de voluntarios había perseguido una partida de indios por tres días sin comer ni beber.

En las tiendas vi muchos artículos, tales como aparejos de montar, cintos y polainas tejidos por las indias. Los dibujos eran realmente preciosos y los colores brillantes, y en cuanto a la obra de mano, alcanzaba tal grado de perfección que un comerciante inglés de Buenos Aires los creyó fabricados en Inglaterra, hasta que halló las bolas sujetas con cuerdas hechas de tendones.


18 de septiembre.—En este día hicimos una larguísima caminata a caballo. En la duodécima posta, siete leguas al sur del río Salado, llegamos a la primera estancia, donde había ganado mayor y mujeres blancas. Posteriormente tuvimos que cabalgar muchos kilómetros por un terreno inundado, en que el agua les llegaba a los caballos a las rodillas. Cruzando los estribos y montando a estilo árabe, con las piernas dobladas y recogidas, logramos conservarnos sin importantes mojaduras. Era ya casi de noche cuando llegamos al Sa-


  1. Fauna Boreali-Americana, vol. I, pág. 35.