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cap.
darwin: viaje del «beagle»

agua algunas pequeñas depresiones se poblaron de numerosos moluscos y coleópteros adultos, que debían estar aletargados. Humboldt ha referido el caso extraño de haberse levantado una choza en un sitio en donde en el cieno endurecido estaba sepultado un cocodrilo joven. Y añade: «Los indios hallan a menudo boas enormes, que llaman Uji, o serpientes de agua en el mismo estado letárgico. Para reanimarlas hay que irritarlas enérgicamente o salpicarlas con agua.»

Mencionaré sólo otro animal, un zoófito (creo que la Virgularia Patagonica), especie de pluma de mar. Se compone de un tallo delgado, recto y carnoso, con series alternas de pólipos a cada lado, rodeando un eje elástico de estructura pétrea, y cuya longitud varía entre 13 centímetros y seis decímetros. El tallo, en una extremidad está truncado, pero en la otra se termina en un apéndice carnoso vermiforme. El eje pétreo que da consistencia al tallo se convierte en el extremo de un sencillo vaso lleno de materia granular. En la bajamar pueden verse centenares de estos zoófitos, proyectando sus truncadas sumidades como las pajas de un rastrojo, a pocos centímetros sobre la superficie de la arena cenagosa. Cuando se los toca o estira se contraen súbitamente con fuerza hasta desaparecer casi enteramente. En virtud de este movimiento, el eje, que es muy elástico, debe doblarse en el extremo inferior, donde, naturalmente, está algo curvado, y me figuro que sólo mediante esta elasticidad puede el zoófito volver a surgir del cieno. Cada pólipo, estrechamente unido a sus hermanos, tiene boca, cuerpo y tentáculos propios. De estos pólipos, en un ejemplar grande debe de haber muchos millares; sin embargo, se ve que obran con unidad de movimiento; tienen también un eje central, relacionado con un sistema de circulación mal definida, y los gérmenes son producidos en un órgano distinto de