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bahía blanca

pués de los testimonios que hemos producido no habrá quien ponga en tela de juicio el carácter extremadamente desértico de esta región. En la división europea del mundo debemos volver los ojos a las épocas terciarias para hallar un estado de cosas entre los mamíferos parecido al que ahora existe en el Cabo de Buena Esperanza. Esas épocas terciarias, que nos inclinamos a considerar como abundantes hasta un grado asombroso en animales de gran tamaño, por el hecho de hallar acumulados en ciertos sitios los restos de muchas edades, con dificultad pudieron ufanarse de poseer cuadrúpedos mayores que los actuales del Africa del Sur. Si nos aventuramos a conjeturar la naturaleza y condiciones de la vida vegetal durante esas épocas, nos veremos precisados, al menos mientras tengamos en cuenta las analogías existentes, a no deducir la absoluta necesidad de una vegetación exuberante, puesto que en el Cabo de Bueno Esperanza tenemos un estado de cosas tan totalmente distinto de semejante deducción.

Sabemos [1] que las regiones extremas de Norteamérica, muchos grados más allá del límite en que la tierra permanece helada, se hallan cubiertas de bosques formados por árboles elevados y corpulentos. De un modo análogo, en Siberia tenemos bosques de abedules, abetos, álamos temblones y alerces que crecen a los 64° de latitud [2], allí en donde la tempera-


  1. Véanse las Zoological Remarks to Captain Back's Expedition, por el Dr. Richardson. Dice éste; «El subsuelo al norte de la latitud 56° está perpetuamente helado, pues el deshielo no penetra en la costa más de un metro, y en el lago del Oso, a los 64° de latitud, solamente la mitad. El hielo de los estratos inferiores no destruye por sí mismo la vegetación, porque hay bosques florecientes en la superficie a cierta distancia de la costa.»
  2. Véase a Humboldt, Fragments Asiatiques, pág. 386; Barton, Geography of Plants, y Malte Brun. En esta última obra se dice que el liímite del crecimiento de los árboles en Siberia puede trazarse bajo el paralelo 70°.