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cap.
darwin: viaje del «beagle»

pertenece a una época del período terciario, muy reciente. De la circunstancia de hallarse enterrados en sus relativas posiciones propias los huesos del Scelidotherium, incluso la rótula, y del hecho de estar bien conservado el caparazón óseo del animal, parecido al del armadillo grande, podemos concluir con seguridad que estos restos estaban frescos y unidos por sus ligamentos cuando fueron depositados en la grava junto con las conchas. De aquí podemos inferir con bastante fundamento que los gigantescos cuadrúpedos arriba enumerados, más diferentes de los actuales que los cuadrúpedos terciarios de Europa de mayor antigüedad, vivieron cuando el mar estaba poblado por la mayor parte de los habitantes que hoy tiene, y tenemos una confirmación de la notable ley en que tantas veces ha insistido Mr. Lyell, o sea que «la longevidad de las especies en los mamíferos es, en general, inferior a la de los testáceos» [1].

El enorme tamaño de los huesos de los animales megateroideos, incluyendo el Megatherium, Megalonyx, Scelidotherium y Mylodon, es verdaderamente asombroso. Los hábitos de vida de estos animales era un completo enigma para los naturalistas, hasta que el profesor Owen [2] resolvió el problema con notable ingenio. Los dientes indican por su simple estructura que estos animales megateroideos se alimentaban de substancias vegetales, y probablemente de las hojas y ramitas de los árboles; sus poderosas formas y grandes garras curvas parecen tan poco apropiadas para la locomoción, que algunos eminentes naturalistas han creído que, como los perezosos, con los que se relacionan íntimamente, vivían colgados de las ra-


  1. Principies of Geology, vol. IV, pág. 40.
  2. Esta teoría se desenvolvió por primera vez en la Zoology of the Voyage of the «Beagle», y posteriormente en la Memoir on Mylodon robustus, del profesor Owen.