Los trabajadores derrotaron, en Octubre, el paro sedicioso.
En Marzo impidieron que la legalidad se usara para destituir al Gobierno legítimo.
Después, estamos viendo el asalto contra el Pueblo y su Gobierno, con nuevos procedimientos, nuevos en Chile, viejos en el mundo, pero gastados y derrotados por los pueblos democráticos.
En las barbaries provocadas por el fascismo, ante nuestros propios ojos, hay una fuerza de represión brutal, ejercitada con tal crueldad, que constituye una muestra de lo que sería capaz de hacer contra los trabajadores, si tuviera el Gobierno en sus manos.
Es una muestra mínima de su desprecio por la democracia, por la vida de los hombres, mujeres y niños; de su odio, de su insaciable capacidad de destrucción.
Ayer lunes, fueron sepultados dos de sus víctimas: un jóven que recién se asomaba a la vida, un voluntario de la Patria, que cargaba y descargaba sacos de harina para dar pan a un vasto sector de Santiago, privado de él por el paro criminal de los transportistas.
Hoy, las llamas consumieron la sede del Partido Radical, el más viejo de nuestra vida republicana.
En este Tercer Aniversario surgen, como símbolo de capacidad revolucionaria y constructiva del pueblo, los voluntarios de la Patria, exponentes de la madurez de los trabajadores, de la toma de conciencia de los jóvenes, de la entereza de nuestras mujeres.