La reacción está demostrando que, para atajar el avance del pueblo, no vacila en recurrir a prácticas fascistas.
Pero, hoy como ayer, como hace tres años, Chile entero y el mundo están contemplando nuestra capacidad para seguir adelante, frente a un adversario que recurre a todo para derrotar al pueblo, aún a riesgo de destruir la Patria.
Los que crearon ayer el sistema de Gobierno que nos rige, no aceptan hoy ser gobernados y quieren destruirlo.
Los que apoyaron ayer las Instituciones del régimen para mantenerse en el Gobierno, consideran hoy que ya no les sirven para sus intereses.
Llegan a dejar reemplazar sus partidos políticos por grupos aventureros.
No vacilan en atacar a los Rectores de las Universidades, a la propia Iglesia, a su Cardenal.
Nada los detiene, sino nuestra propia fuerza, unidad y convicción por lo que estamos luchando.
Han roto, o intentan romper, todas las formas de la convivencia.
La legalidad ya no les sirve, y la pisotean.
Desde el Congreso invocan solemnemente el golpe de Estado, crimen de lesa Patria, impulsando irresponsablemente a la guerra civil.
Pero ya hemos demostrado nuestra capacidad de avanzar, en medio de las mayores dificultades económicas y políticas.