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Y es por eso que alenté toda expresión que significara repulsa a un hecho de esta naturaleza. Por eso aplaudí, estimulé a las mujeres, no sólo de la Unidad Popular, sino que a las mujeres chilenas, que en un número muy crecido aquí en Santiago, hicieron una demostración de resistencia a la tentativa tenebrosa de los que impulsaban y pretendían una guerra civil.

De la misma manera, que estimulé la marcha de los jóvenes que partiera desde el norte hasta Santiago, pasando por el desierto, y aquella otra columna que venía desde el sur, de la provincia de Llanquihue, de la ciudad de Puerto Montt, para converger aquí. Y ayer lo hicieron. Y tuve la satisfacción de que me entregaran las dos banderas. La que trajeron los muchachos de la columna del norte y la que trajeron los muchachos y muchachas de la columna del sur.

Esta actitud de los jóvenes concitó el respeto, la admiración, el cariño de las aldeas, de los pueblos, de las ciudades por donde pasaron. Porque Chile está maduro para entender las consecuencias brutales, horrendamente brutales, que significaría una guerra civil. Por eso, lo que he hecho es denunciar a los que pretendieron siempre, ocultándose en los repliegues o en los pliegues democráticos, como esos fascistas de "Patria y Libertad", romper con nuestra institucionalidad.


geln.