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Por eso es yo ayer leí parte, nada menos que en el momento en que juraba el nuevo Ministerio, de un documento emanado de los señores Rectores de las Universidades no estatales, que se los quiero leer a ustedes porque es importante. Dicen ellos: "Hacemos este llamado a todos los que ejercen responsabilidades de mando, e influencias en el plano político y social del país. Buscar un cierto grado de leal consenso democrático no sólo es posible, sino que constituye un deber patriótico imperativo. Es ahora cuando debe intentarse. Sería absurdo que el propósito de ese consenso mínimo tuviese una formulación negativa, pretendiendo vanamente contradecir el proceso revolucionario que conmueve en grados diversos y con orientaciones a menudo contradictorias, no solamente a Chile, sino a toda la América Latina y al mundo entero. El consenso imperativo en esta hora no puede ser para la defensa del viejo orden social desbordado manifiestamente por la historia y por la exigencias del pueblo en ascenso hacia la plenitud de su rol como principal protagonista del destino nacional, sino para abrir un cauce vitalmente democrático a los valores e instituciones que han de vertebrar una nueva sociedad. La batalla por la justicia no tiene porqué librarse al precio de romper la unidad esencial de la nación o destruir los Valores democráticos fundamentales".

Eso lo leí ayer y lo vuelvo a leer. Eso ha sido lo que hemos planteado. ¿Cuántas veces ustedes me han oído? Llego a ser monótono, el que Chile recorre un camino que no ha recorrido otro país, y queremos los cambios en pluralismo, democracia y libertad? ¿Dónde hay más democracia que en este país? ¿Puede haber otro país en que se publiquen los titulares y los artículos que se publican en Chile en los diarios opositores? ¿En qué país del mundo? Yo le pregunto a ustedes en voz alta. Quisiera que alguno de ustedes me contestara.

El silencio de ustedes es bien elocuente.


geln.