¿Qué más dije? Porque yo mido mis palabras, y esa mañana, a pesar de todo lo que estaba ocurriendo, conservaba una gran tranquilidad. Dije que el pueblo se juntara en determinado sitio para que no fuera un factor de provocación o para que no fuera acribillado. ¿Alguien podría decirme que iba a quedar circunscrito a los 7 o 9 tanques ¿Qué informaciones recibía yo? Que La Moneda estaba bombardeado. Pero si aquí han habido 500 impactos, señores. Algunas oficinas del Ministerio de Relaciones quedaron parcialmente destruidas. Aquí lo único que faltó fue que se hubieran disparado los cañones de los tanques y habría volado La Moneda. ¿Qué información recibía yo? Que en tanque había destruido las puertas del Ministerio de Defensa. Que arriba estaban los Comandantes de la Marina y de la Aviación y los Generales y Almirantes. Que la gente había entrado y desde el tanque se había disparado. ¿Quien me garantizaba a mí que se iban a detener ahí y que lo único que iban a hacer era rescatar al Capitán Rocha? ¿Quien podía decir hasta donde había a no la posibilidad de que eso— de una gravedad extraordinaria que nunca ocurrió en Chile, sólo en la guerra civil del 91, y fue el hecho más grave de la historia de la Patria— iba el Ejército a poner término a la tentativa subversiva, con la solidaridad de la Marina y de la Aviación y por cierto, con la lealtad de Carabineros y de Investigaciones, pero actuando sólo el Ejército?
Y si no se hubiera limitado allí el proceso, ¿cuál es mi obligación de Gobernante? Defender, no mi situación personal, yo tengo mi vida hecha, señores. El problema es que aquí no hay otra alternativa que este Gobierno y si hubiera sido derrumbado, aquí habría venido la más tenebrosa y horrenda dictadura, habría venido una guerra civil. Pero yo tengo la evidencia y la certeza de que la inmensa mayoría de los soldados de Chile no aceptarán jamás el papel que algunos pretendieron darle a las Fuerzas Armadas. Ni en su historia ni en su tradición esta el poder convertirse en satrapía para aplastar a los trabajadores, para aplastar al pueblo.
geln.