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Santiago ha sido testigo de los desmanes y atentados en las calles; atentados contra las personas; sabotaje en instalaciones; movilización de jóvenes —y aún de niños— que políticamente han insinuado la desobediencia cívica y la resistencia civil.

Se ha ido aún más allá. Se ha pretendido paralizar nuestra economía agudizando las dificultades que se tienen en aprovisionamiento; acentuando los problemas de tenemos —y no lo negamos— en el abastecimiento de los hogares, en la distribución de los productos; se han hecho intentos de paralizar la movilización colectiva y, lo que es más grave, se ha estimulado cuanto economicismo ha nacido en sectores de trabajadores, como una manera de acentuar las dificultades que encierra el proceso inflacionista elevado que vivimos. En este aspecto se ha ido más allá y se ha buscado la manera de crear conflictos artificiales en distintas empresas, industrias y servicios públicos de importancia. Pero el hecho más relevante, más significativo, es el de El Teniente, que entro a analizar.

En octubre pasado, el Gobierno resistió un paro patronal subversivo que duró 27 días. El país fue testigo de la acción organizada y planificada de los sectores empresariales, a los cuales se agregaron los transportistas, el comercio minorista y los colegios profesionales. En aquella oportunidad, la lealtad de las Fuerzas Armadas a la Constitución y a la Ley; la decisión de los trabajadores, su firmeza, su voluntad; la actitud de los partidos que integran la Unidad Popular, hicieron que fracasara la subversión patronal. Básicamente allí se expresó la unidad de clase; los obreros, que comprendieron que su frente de trabajo no podía ser abandonado, aunque no fueron militantes ni simpatizantes de la Unidad Popular; los trabajadores, respondieron como clase a la actitud insolente de los sectores patronales y empresariales, vinculados directa o indirectamente al imperialismo.

Hoy día la táctica ha cambiado. Se ha buscado desde hace ya algún tiempo, posterior a marzo, el enfrentar a trabajadores contra trabajadores; crear conflictos donde hay sectores o focos de aquellos