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resolver su problema en esas condiciones y que yo les podía, como compañero, que abandonaran esa actitud, que abrieran las puertas del Ministerio y que conversaríamos después que esto ocurriera. El compañero Gálvez entonces me pidió que subiéramos hasta el Gabinete del Ministerio para puntualizar algunas cosas. Subí y entré a esa sala exclusivamente con el Comandante Sánchez, Edecán de servicio, y entraron controlando la entrada, cerca de cuarenta dirigentes; tanto de los obreros de la Agrupación del Ministerio como los dirigentes de los que se llaman obreros eventuales. Como estábamos más cómodos y como algunos trabajadores me habían hecho referencias políticas ya en el primer piso, allí en la entrada de los vehículos donde estuvimos conversando, como les he contado, estimé conveniente hacer referencia a algunas de las observaciones o planteamientos de orden político que habían hecho los trabajadores. Y empecé por decirles muy claramente que debía entenderse lo que era este proceso revolucionario, que desde luego no era una revolución; que se hacía por cauces totalmente distintos a los que han seguido otros países que han llegado al Socialismo, que han conquistado con las armas el Gobierno y el poder. Les hice presente que este era el Gobierno de los Trabajadores y que los cambios que el país estaba viviendo los hacíamos en pluralismo, democracia y libertad. Y les agregué que ellos tenían que entender que el problema del Ministerio de Obras Publicas y las reivindicaciones económicas que ellos presentaban no estaban ni podían estar desligadas del proceso global de la economía chilena. Les dije que vivíamos horas muy duras y muy difíciles; que había una inflación que podía transformarse en un espiral explosivo, incontrolable, si no existía de parte de los trabajadores la decisión de contribuir con generosidad a evitar que este flagelo desquiciara totalmente la economía del...