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Nosotros sabemos perfectamente bien, que en el paro de Octubre, además de la mano distante, cuyos largos dedos tienen una raíz más allá de las fronteras, estaban los grupos de la vieja oligarquía, heridos en sus intereses por la política del Gobierno.

¿Cómo no van a reaccionar las empresas transnacionales, frente a la doctrina sentada por Chile, de descontar las sobre-utilidades de las posibles indemnizaciones?

¿Cómo no va a significar una interrogante, para los que siempre buscaron la posibilidad de intervenir -y han intervenido- en la vida de nuestros países, cuando se ha alcanzado en la expresión desesperada de los pueblos, un trozo del poder, con las armas en la mano, lo que ha permitido la represión?

Por eso, el camino de Chile, que muchos no comprenden lo que representa como proyección real de nuestra propia realidad, es algo que tiene un contenido, que se afianza en nuestra historia, en nuestra tradición.

Y se proyecta más allá de Chile, el interés de millones y millones de seres humanos, que tienen la misma preocupación y el mismo interés, porque la marcha del Gobierno Popular, que es el Gobierno de los trabajadores, pueda realizarse con condiciones normales.

De allí, que también en el paro de Octubre recibiéramos la adhesión de millones de trabajadores, que comprendían perfectamente bien, el alcance y el contenido de lo que aquí sucedía.

Y por eso, es que en el paro de Octubre, junto a los trabajadores, el Gobierno Popular usó los instrumentos que la Constitución Política le otorga y que las leyes le entregan. Las Fuerzas de Orden, Carabineros e Investigaciones primero, y cuando ellas fueron sobrepasadas por la actividad directa y sediciosa, las Fuerzas Armadas, Ejército, Marina y Aviación.