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Además, nosotros no podemos dejar de reconocer que hay grupos de presión, que lógicamente, frente a un conflicto encuentran —si no rápidamente— una solución para sus problemas.

No es lo mismo para el país una huelga del cobreo o del acero, o del carbón, que una huelga en una fábrica de hilados o de helados. Entonces, la posibilidad de que haya un Pliego Unico, es fortalecer a aquellas estructuras de trabajadores que no tienen la fuerza de presión que tienen los grandes núcleos, por la repercusión que un paro, en esas faenas, significa para la economía nacional.

Es muy difícil que un Gobierno pueda soportar tres meses de huelga en una mina de cobre; sin embargo, hemos visto conflictos que se han prolongado 120, 140, y hasta 200 días, en pequeñas empresas, en pequeñas industrias, en donde no hay ninguna repercusión económica, haciendo una despreocupación frente a la situación de los trabajadores, englobando en este concepto a obreros y empleados.

Por eso, me parece que este Decreto, que viene a modificar un Decreto que tiene ya 28 años, es muy importante. Como es importante señalar, que ésta es parte de una obligación fundamental que tenemos, y que es estudiar y proponer el nuevo Código del Trabajo.

Este Gobierno no puede concebir que se aplique —frente a la mentalidad que tiene un Gobierno de los Trabajadores, en donde los trabajadores son una fuerza fundamental— el mismo Código del Trabajo. Y en ese sentido, los organismos técnicos del Ministerio del Trabajo, han sido requeridos por mí, hace tiempo, para que estudien las bases del nuevo Código del Trabajo, que tendrán que ser ámpliamente conversadas con los trabajadores a todos los niveles. De la misma manera, que también pensamos que el derecho de huelga —que nunca lo hemos negado, ni lo negaremos— tiene ser utilizado como el último recurso, sobre todo en un Gobierno que es el Gobierno de los trabajadores.