Página:ChFSA FD1197210270(1).djvu/6

Esta página ha sido validada
5.-

De allí también, la trascendencia que tiene el que la mujer haya ido forjando esta conciencia que la incorpora masivamente, no tan sólo a la lucha por sus derechos preteridos, sino que la incorpora plenamente a la gran batalla que hará posible los cambios estructurales que permitirán que nuestros pueblos logren estructurar una vida distinta, donde la economía esté al servicio del hombre.

Nuestro pueblos alcanzarán el derecho a que los bienes de producción estén, no en poder de minorías, sino que sean patrimonio de todos, para el servicio de todos. Lógicamente cada país tiene su historia, su tradición, su idiosincrasia, sus costumbres; no hay recetas internacionales que puedan aplicarse. Hay sí, la base del pensamiento revolucionario asentado en la doctrina, en el ideario; existen experiencias alcanzadas con dolor, a través de la historia por millones de seres humanos.

Está la realidad emancipadora asentada en los países que ha derrotado el capitalismo, han construido o construyen el socialismo; por lo tanto, es la mujer un factor fundamental, esencial, en esta lucha combatiente de la pareja humana.

Nadie puede imaginarse una revolución emancipadora, constructora de una nueva sociedad, sin la presencia activa y combatiente de la mujer, (APLAUSOS) amiga, hermana y compañera; de la mujer presente en todos los niveles del trabajo y la cultura.

De la mujer asumiendo la responsabilidad, por su capacidad; de la mujer junto al hombre, sin desigualdades, y en función de una gran tarea común; de la mujer entregando a la revolución su ternura y su firmeza, que nace con un contenido más profundo porque es la madre la que siente más de cerca el dolor que del hambre de su hijo y del sufrimiento de los suyos por la injusticia de un régimen marcado todavía por la explotación imperialista. (APLAUSOS)

lvr.mtzg.