Quiero decirle que como Presidente de la República y Generalísimo de las Fuerzas Armadas de mi Patria, rango que la Constitución me otorga, puedo una vez más, reiterar mi satisfacción al constatar, como siempre que las Fuerzas Armadas de Chile, Carabineros e Investigaciones son organismos técnicos, profesionales que cumplen su misión y su trabajo. Cuando no hay conflictos, lo hacen con la responsabilidad que históricamente se les ha reconocido. Y cuando hay dificultades, su responsabilidad y su eficiencia se acrecientan y lo demuestran en los hechos, y con las palabras.
Las Fuerzas Armadas han desarrollado una labor excepcionalmente eficaz. Les ha correspondido la dura, la durísima tarea, no sólo de imponer el orden en actitud de persuasión, sino que de contribuir a que el país no se paralizara. Por cierto que ellas y nosotros lo hemos logrado. De allí que puedo expresar ante Uds. -me interesa sobre todo frente a los corresponsales extranjeros- que las Fuerzas Armadas de Chile una vez más han demostrado su lealtad a la Constitución y a la ley, ..la voluntad del pueblo expresada en las urnas. Pero más que eso, han demostrado una vez más su acendrado sentido nacional, su patriotismo, su capacidad, su idoneidad.
En cuanto a la segunda parte de su pregunta, su tuviera temor de algún atentado, no podría vivir yo. No estaría aquí. ¡Imagínese! Si se ha de producir, se producirá. El proceso social chileno no descansa en hombre. Descansa en el pueblo. Por eso no pierdo el sueño. Mi vida tiene importancia, no lo voy a negar. Yo contribuyo tanto como otros, o más que otros, porque tengo el puesto de mayor responsabilidad. Pero aquellos que pudieran imaginarse que suprimiéndome físicamente van a detener este proceso, creo que se equivocan lamentablemente. Creo, al contrario, que podría desatarse una violencia que yo no quiero. No me inquieto por mi vida y vivo tranquilo, porque el proceso social chileno no es la acción de un hombre. Es la acción madura de un pueblo políticamente consciente, y con fuerzas sindicales poderosas, que lo dan el derecho a decir que seguirá adelante con su voluntad revolucionaria.