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Busqué el diálogo como una posibilidad de evitar el enfrentamiento político entre el Congreso y el Gobierno. Nadie sabe hasta donde pueden llegar las consecuencias del conflicto si el Congreso niega la competencia del Tribunal Constitucional. Ahora que las conversaciones han fracasado, no por culpa nuestra, reconozco que un sector de la Democracia Cristian estuvo por llegar a una solución, pero otro sector de ese partido saboteó las conversaciones haciéndolas fracasar. Esto evidencia la voluntad del Gobierno de dirimir los conflictos en los marcos que fijan la Constitución y las leyes. No podía ser de otra manera, pues esa voluntad expresa los principios del Gobierno Popular que presido.

Agotada la posibilidad de encontrar la solución por el camino del diálogo seguimos empeñados en conseguirla, para lo cual hemos envíado al Congreso proyectos de extraordinaria importancia. Por ejemplo, diez proyectos de ley relacionados con materias vitales para el bienestar de los trabajadores. Entre ellos destacamos la importancia de la inciativa que reglamenta la participación de los trabajadores. Así, en base a una ley, los trabajadores tendrán participación real en las empresas nacionalizadas, mixtas y presencia en las empresas privadas. Otro proyecto establece el sistema nacional de autogestión. Aquellos que tanto hablaron de empresas de trabajadores, tienen ahora la oportunidad de mostrar su sinceridad frente a este proyecto del Ejecutivo. También hemos remitido al Congreso un proyecto sobre las actividades de las empresas estratégicas y fundamentales en el desarrollo de la economía nacional. Otro proyecto da garantías a los pequeños y medianos agricultores. Su importancia radica en que señala los campos en que podrán actuar libremente, amparados por la ley y con acceso a garantías necesarias para su desarrollo.

NUEVAS TAREAS PARA LA MUJER.

Además, enviamos otro proyecto que establece el servicio obligatorio de la mujer. No es posible que miles y miles de muchachas chilenas, no entreguen en esta etapa de su vida su capacidad y aporte a los miembros de la comunidad. Si queremos tener jardines infantiles, guarderías y salas cunas necesitamos como mínimo el concurso de 120 mil personas que atiendan al millón 200 mil niños chilenos que necesitan urgentemente de estos beneficios. En los próximos 6 meses, las muchachas chilenas deberán iniciar su contribución a defender lo que más vale: los hijos del pueblo, el futuro de Chile. Estoy seguro que las jóvenes chilenas responderán con cariño y entusiasmo a este desafío revolucionario. Esas muchachas que mañana serán madres habrán aprendido a cuidar y querer a sus hijos, cuidando los hijos de los trabajadores.