Y, en segundo lugar, un daño económico brutal para Chile, en los momentos en que todavía están ante el Tribunal Especial por la Reforma Constitucional discutiéndose las indemnizaciones de las compañías del cobre, y las posibilidades o no de pagarlas.
Pues bien, yo fui a Chuquicamata les plantée a los trabajadores una forma distinta no habían organizado todavía los comités de planificación, no había comités de producción.
Lamentablemente -y lo reconozco, a pesar de que me aplaudieron largamente- no aceptaron las formulas que yo les plantée.
¿Qué les planteaba yo? Compañeros, Uds. tienen un sueldo base y una serie de "pitutos", que constituyen el ingreso total. Yo les propongo a Uds. que ese sueldo base se reajuste en un porcentaje más alto que el alza del costo de la vida; en seguida de las utilidades de la compañía un porcentaje bajo, al Gobierno, que necesita pagar y mejorar los servicios públicos, vale decir entregar los bienes de servicios a la población.
Otra parte de esa utilidad de la empresa, para hacer las inversiones que aumenten la producción, otra parte va a los beneficios comunes, iguales: piscina, teatro, biblioteca, canchas deportivas, campamentos de veraneo, casas. Otra parte va a un fondo común, y ese fondo común se reparte, según la producción y la productividad. Y yo les decía, estoy seguro que si Uds. entienden este problema y trabajan plenamente, tendrán lógicamente, un ingreso mayor y un reajuste que podrá ser el 29 ó el 30% superior al alza del costo de la vida, pero jamás, será el reajuste de un 50% que andaban patrocinando.
No se aceptó mi fórmula; yo pienso que de aquí a un año, en Chuquicamata, los trabajadores aceptarán esa fórmula. Cuando comprendan la importancia que tiene, que su ingreso este vinculado al esfuerzo común de aumentar la producción.
En el caso concreto del cobre, compañeros, la vida de Chile depende del cobre.