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Novelas ejemplares.

la tratase como esclava del Gran Señor: hízolo así Mahamut, y dejó solo á Ricardo, que con los ojos fué siguiendo á su estrella hasta que se le encubrió con la nube de los muros de Nicosia. Llegóse al judío, y preguntóle que adónde habia comprado, ó en qué modo habia venido á su poder aquella cautiva cristiana. El judío le respondió que en la isla de Pantanalea la habia comprado á unos turcos que allí habian dado al traves; y queriendo proseguir adelante, lo estorbó el venirle á llamar de parte de los bajaés que querian preguntarle lo que Ricardo deseaba saber; y con esto se despidió dél.

En el camino que habia desde las tiendas á la ciudad tuvo lugar Mahamut de preguntar á Leonisa en lengua italiana que de qué lugar era. La cual le respondió que de la ciudad de Trápana; preguntóle asimismo Mahamut, si conocia en aquella ciudad á un caballero rico y noble que se llamaba Ricardo. Oyendo lo cual Leonisa, dió un gran suspiro, y dijo: Sí conezco por mi mal. ¿Cómo por vuestro mal? dijo Mahamut. Porque él me conoció á mí por el suyo y por mi desventura, respondió Leonisa. ¿Y por ventura, preguntó Mahamut, conocisteis tambien en la misma ciudad á otro caballero de gentil disposicion, hijo de padres muy ricos, y él por su persona muy valiente, muy liberal y muy discreto, que se llamaba Cornelio? Tambien lo conozco, respondió Leonisa, y podré decir mas por mi mal que no á Ricardo; mas ¿quién sois vos, señor, que los conoceis y por ellos me preguntais? que sin duda el cielo, condolido de cuantos trabajos y fortunas hasta aquí he pasado, me ha echado á parte donde, ya que no se acaben, halle con quien me consuele en ellos. Soy, dijo Mahamut, natural de Palermo, que por varios accidentes estoy en este traje y vestido diferente del que yo solia traer, y conózcolos porque no ha muchos dias que entrambos estuvieron en mi poder, que á Cornelio le cautivaron unos moros de Tripol de Berbería, y le vendieron á un turco que le trujo á esta isla, donde vino con mercancías, por que es mercader de Ródas, el cual fiaba de Cornelio toda su hacienda. Bien se la sabrá guardar, dijo Leonisa, porque sabe guardar muy bien la suya; pero decidme, señor, ¿cómo ó con quién vino Ricardo á esta ísla? Vino, respondió Mahamut, con un cosario que le cautivó estando en un jardin de la marina de Trápana, y con él dijo que habia cautivado una doncella que nunca me quiso decir su nombre: estuvo aquí algunos dias con su amo, que iba á visitar el sepulcro de Mahoma, que está en la ciudad de Almedina, y al tiempo de la partida cayó Ricardo tar enfermo é indispuesto, que su amo me lo dejó por ser de mi tierra, para que le curase y tuviese cargo dél hasta su vuelta, ó que si por aquí no volviese, se le enviase á Constantinopla, que