Página:Cervantes - Novelas ejemplares, 1883.djvu/43

Esta página ha sido corregida
27
La jitanilla.

bien en ninguna manera. Viendo pues esto Andres, dijo que él queria hurtar por sí solo, sin ir en compañía de nadie; porque para huir del peligro tenia lijereza, y para acometelle no le faltaba el ánimo: así que el premio, ó el castigo de lo que hurtase, queria que fuese solo suyo. Procuraron los jitanos disuadirle deste propósito, diciéndole que le podrian suceder ocasiones, donde fuese necesaria la compañía, así para acometer como para defenderse; y que una persona sola no podia hacer grandes presas. Pero por mas que dijeron, Andres quiso ser ladron solo y señero, con intencion de apartarse de la cuadrilla y comprar por su dinero alguna cosa que pudiese decir que la habia hurtado, y deste modo cargar lo menos que pudiese sobre su conciencia. Usando pues de esta industria, en ménos de un mes trujo mas provecho á la compañía que trujeron cuatro de los mas estirados ladrones della, de que no poco se holgaba Preciosa viendo á su tierno amante tan lindo y tan despejado ladron; pero con todo eso estaba temerosa de alguna desgracia, que no quisiera ella verle en afrenta por todo el tesoro de Venecia, obligada á tenerle aquella buena voluntad por los muchos servicios y regalos que su Andres le hacia. Poco mas de un mes se estuvieron en los términos de Toledo, donde hicieron su agosto, aunque era por el mes de setiembre, y desde allí se entraron en Estremadura por ser tierra rica y caliente. Pasaba Andres con Preciosa honestos, discretos y enamorados coloquios, y ella poco á pcco se iba enamorando de la discrecion y buen trato de su amante, y él del mismo modo; si pudiera crecer su amor, fuera creciendo: tal era la honestidad, discrecion y belleza de su Preciosa. A de quiera que llegaban, él se llevaba el precio y las apuestas de corredor, y de saltar mas que ninguno: jugaba á los bolos y á la pelota estremadamente, tiraba la barra con mucha fuerza y singular destreza: finalmente, en poco tiempo voló su fama por toda Estremadura, y no habia lugar donde no se hablase de la gallarda disposicion del jitano Andres Caballero, y de sus gracias y habilidades, y al par desta fama corria la de la hermosura de la Jitanilla, y no habia villa, lugar ni aldea donde no los llamasen para regocijar las fiestas votivas suyas, ó para otros particulares regocijos: desta manera iba el aduar rico, próspero y contento, y los amantes gozosos con solo mirarse.

Sucedió pues que teniendo el aduar entre unas encinas algo apartado del camino real, oyeron una noche casi á la mitad della ladrar sus perros con mucho ahinco y mas de lo que acostumbraban: salieron algunos jitanos, y con ellos Andres á ver á quién ladraban, y vieron que se defendia dellos un hombre vestido de blanco, á quien tenian dos perros asido