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Novelas ejemplares.

monias, un jitano viejo tomó por la mano á Preciosa, y puesto delante de Andres, dijo: Esta muchacha, que es la flor, y la nata de toda la hermosura de las jitanas que sabemos que viven en España, te la entregamos, ya por esposa, ó ya por amiga, que en esto puedes hacer lo que fuere mas de tu gusto, porque la libre y ancha vida nuestra no está sujeta á melindres ni á muchas ceremonias: mírala bien, y mira si te agrada, ó si ves en ella alguna cosa que te descontente, y si la ves, escoge entre las doncellas que aquí están la que mas te contentare, que la que escogieres te daremos; pero has de saber que una vez escogida, no la has de dejar por otra, ni te has de empachar ni entremeter ni con las casadas, ni con las doncellas: nosotros guardamos inviolablemente la ley de la amistad: ninguno solicita la prenda del otro; libres y ecsentos vivimos de la amarga pestilencia de los celos: entre nosotros, aunque hay muchos incestos, no hay ningun adulterio; y cuando le hay en la mujer propia, ó alguna bellaquería en la amiga, no vamos á la justicia á pedir castigo; nosotros somos los jueces y los verdugos de nuestras esposas ó amigas con la misma facilidad las matamos y las enterramos por las montañas y desiertos, como si fueran animales nocivos: no hay pariente que las vengue, ni padres que nos pidan su muerte: con este temor y miedo ellas procuran ser castas, y nosotros, como ya he dicho, vivimos seguros: pocas cosas tenemos que no sean comunes á todos, excepto la mujer ó la amiga, que queremos que cada una sea del que le cupo en suerte: entre nosotros así hace divorcio la vejez como la muerte: el que quisiere puede dejar la mujer vieja como él sea mozo, y escoger otra que corresponda al gusto de sus años: con estas y con otras leyes y estatutos nos conservamos y vivimos alegres: somos señores de los campos, de los sembrados, de las selvas, de los montes, de las fuentes y de los rios: los montes nos ofrecen leña de balde, los árboles frutas, las viñas uvas, las huertas hortaliza, las fuentes agua, los rios peces, y los vedados caza, sombras las peñas, aire fresco las quiebras, y casas las cuevas: para nosotros las inclemencias del cielo son oreos, refrigerio las nieves, baños la lluvia, músicas los truenos y hachas los relámpagos: para nosotros son los duros terrenos colchones de blandas plumas: el cuero curtido de nuestros cuerpos nos sirve de arnes impenetrable que nos defiende: á nuestra lijereza no la impiden grillos, ni la detienen barrancos, ni la contrastan paredes: á nuestro ánimo no le tuercen cordeles, ni le menoscaban garruchas, ni le ahogan tocas, ni le doman potros: del sí al no, no hacemos diferencia cuando nos conviene; siempre nos preciamos mas de mártires que de confesores: para nosotros se crian las bestias de carga en los campos, y se cortan las