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Novelas ejemplares.

no falte nadie, que no faltará nada de lo corrido. Todos le volvieron las gracias: tornáronse á abrazar Repolido y la Cariharta: la Escalanta con Maniferro, y la Gananciosa con Chiquiznaque, concertando que aquella noche despues de haber alzado de obra en la casa, se viesen en la de la Pipota, donde tambien dijo que iria Mompodio al registro de la canasta de colar, y que luego habia de ir á cumplir y borrar la partida de la miera: abrazó á Rinconete y á Cortadillo, y echándoles su bendicion los despidió, encargándoles que no tuviesen jamas posada cierta, ni de asiento, porque así convenia á la salud de todos. Acompañólos Ganchoso hasta enseñarles sus puestos, acordándoles que no faltasen el domingo, porque á lo que creia y pensaba, Mompodio habia de leer una licion de oposicion acerca de las cosas concernientes á su arte. Con esto se fué, dejando á los dos compañeros admirados de lo que habian visto. Era Rinconete, aunque muchacho, de muy buen entendimiento, y tenia un buen natural, y como habia andado con su padre en el ejercicio de las bulas, sabia algo de buen lenguaje, y dábale gran risa pensar en los vocablos que habia oido á Mompodio y á los demas de su compañía y bendita comunidad; y mas cuando por decir per modum suffragii, habia dicho por modo de naufragio; y que sacaban el estupendo, por decir estipendio, de lo que se garbeaba; y cuando la Cariharta dijo que era Repolido como un marinero de Tarpeya y un tigre de Ocaña, por decir Hircania, con otras mil impertinencias: especialmente le cayó en gracia cuando dijo que el trabajo que habia pasado en ganar los veinte y cuatro reales, lo recebiese el cielo en descuento de sus pecados; y sobre todo le admiraba la seguridad que tenian y la confianza de irse al cielo con no faltar á sus devociones, estando tan llenos de hurtos, y de homicidios y ofensas de Dios: y reíase de la otra buena vieja de la Pipota, que dejaba la canasta de colar hurtada, guardada en su casa, y se iba á poner las candelillas de cera á las imágenes, y con ello pensaba irse al cielo calzada y vestida: no ménos le suspendia la obediencia y respeto que todos tenian á Mompodio, siendo un hombre bárbaro, rústico y desalmado: consideraba lo que habia leido en su libro de memoria, y los ejercicios en que todos se ocupaban: finalmente, exageraba cuán descuidada justicia habia en aquella tan famosa ciudad de Sevilla, pues casi al descubierto vivia en ella gente tan perniciosa y tan contraria á la misma naturaleza; y propuso en sí de aconsejar á su compañero no durase mucho en aquella vida tan perdida y tan mala, tan inquieta y tan libre y disoluta; pero con todo esto, llevado de sus pocos años y de su poca esperiencia,