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reclamo para mí todo lo malo que el destino pudiera guardarte. Me voy también de aquí, siempre he vivido en casa como desencajada, desnivelando una superficie demasiado lisa Ni mamá supo comprender. Ella ignoró siem- pre que sus castigos desataban mi rencor y sus caricias mis lágrimas.
—Tal vez seas un poco orgullosa.
—No sé.
—Tal vez un poco raro tu carácter.
—No sé.
—Tal vez irreflexiva.
—No.
—Tal vez intolerante.
—Tampoco.
—¿Por qué te vas?
—Mirá, viejita, ¿te acuerdas de tu último examen de literatura? Cinco ejemplos de má- ximas, cinco de sentencias, cinco de refranes, La profesora, sequita de sesos, tachó una frase del Dante porque la escribiste en italiano, papá te la había enseñado. Durante mucho tiempo, por el simple motivo del re- chazo la repetíamos inconscientes, mañana, tarde y noche, como loritos: “¿Come sa di sale lo pane altrui””. ¡ Ay! ¡cómo voy enfren- tando la realidad, día a día!
—+¿ Adónde vas, entonces?
