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le alcanzó a Antoñito Reyes, que se sienta adelante, un ramito de diosma, y ella siem- pre está diciendo que el significado de la diosma es amor constante. Se lo quiere afi- lar. Antoñito se sonrió y puso el ramo den- tro de un libro. Yo lo vi todo en un momen- to que me volvía para mirarlo a él, porque yo si que lo quiero, es muy bueno y sabe bastante, saca casi todos tres; además tie- ne una cara de estampa, es lindo, el pelo rubio y los ojos azules. Me mira siempre y se sonríe. Un día, nunca me olvidaré, puso su mano sobre la mía, lo hizo sin querer, ya lo sé, pero yo sentí algo tan dulce, tan dul- ce, casi ni lo puedo explicar.
Sentí el calor de su mano sobre mi mano, durante horas largas, y una ansiedad den- tro del pecho; eso, eso, una dulzura y una ansiedad...
““Celia es una odiosa y una burra””. Cuan- do salga la maestra lo escribiré en el piza- rrón, y luego en la puerta de calle y en to-* das las paredes para que se sepa.
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Roberto ha sido el culpable de todo, pero me echaron la culpa a mi. El fué quien le