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El ha sido el único responsable. No pago na- da.
—Tendrá que pagar, a la fuerza, usted lo sabe bien...
—No pago, no pago. Junta de brutos. ¿Y el desperfecto de la máquina quién lo paga?
Como la abeja. Diligente, laboriosa, metó- dica.
Trabajo diario infatigable, de sol a sol.
Mediquito de clientela y prestigio. Dactiló- grafa, enfermera, secretaria, querida. Todo por setenta pesos.
Como la abeja, pero a la inversa, el dulce gustado prematuramente; si no hay miel, no hay trabajo.
Seis hermanos que comen, que calzan, que visten.
¡Setenta pesos!
. o». *
—Che, Jack, a ver, leeme eso, por ahí dice ““La Nación”” que todo el mundo está dando plata.
—SÍ, niño, así parece. Ayer venía una lista, hoy otra.