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Todos estos eran gajes que su amor le proporcionaba, sin contar con sus sueldos que serian la mitad ó el total de los haberes de doña Emilia.

Lo importante era seguirla engañando, porqué así poco á poco, podia rehacer su perdido equipaje, sin desprenderse de un solo centavo.

Anita sabia todo esto, conocia todos los planes de Lanza, y aunque ello algunas cosquillas le hacia, lo soportaba por la cuenta que le tenia.

Doña Emilia, confiaba en el amor de Lanza; por su propia conveniencia ni siquiera se preocupaba de que pudiera engañarla.

Como lo veia tan tranquilo en casa, sin salir á parte alguna, lo que ménos se figuraba era que pudiera engañarla en la misma casa, porqué ninguna de las muchachas se habia de arriesgar á ser echada á la calle, por hacerle traicion con su amante.

Lanza empezó á trabajar en el ánimo de doña Emilia, su proyecto de grandes compras de bebidas, no solo para tener un buen depósito en la casa sinó para revenderlas á su vez al contado á los hoteles y demas casas que pudieran necesitarlas.

Como él se encargaria de la venta y la cobranza, seriale sumamente fácil retener el dinero y hacerse fuerte con él, en el caso que la situacion apurara.

Cuando doña Emilia salía á sus paseos, Lanza quedaba encargado de la casa y comprometidas las muchachas á obedecerle como á ella misma en todas sus disposiciones.

Para el caso en que si algo sabian de sus amores con Anita no le fueran á avisar á doña Emilia, por conveniencia propia, cuando esta faltaba, Lanza las trataba á cuerpo de princesas.

Abria para invitarlas, las mejores botellas de vino y compraba para ellas mil golosinas.

Así las muchachas eran las primeras defensoras de Lanza y en un caso de apuro ya hubieran ellas encontrado razones para justificarlo.

A los dos meses de estar en la casa, Lanza estaba apoderado por completo de la confianza de doña Emilia, que no tenia mas voluntad que la suya.

Fuera de los regalos que de ella recibia, habia hecho un aparte como de diez mil pesos y solo esperaba el momento oportuno para dar el gran golpe, el golpe á que aspiraba, para abrir una casa en sociedad con Anita.

Pero el amor de esta jóven, amor resignado é intimo, debia ser el enemigo que habia de dar en tierra con todos sus planes en el momento mas critico.

Veamos como sucedió aquel descalabro.

Su amor por Lanza habia aumentado de tal manera, que aquella situacion se le hacia insostenible.

Si no hubiera sido porqué pensaba que pronto terminaria aquello, y por no echar á perder los planes que con tanto trabajo habia formado Lanza, la jóven Anita habria estallado cincuenta veces ya.