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Demasiado habia durado ya.

Si la señora Nina sintió la ida de Lanza, no la sintiéron ménos sus clientes, que se habian acostumbrado á su excelente servicio.

Y diéron al jóven todo género de buenos consejos.

—Aquí hay algunos explotadores del trabajo ageno, le decian, y no es bueno confiarse mucho.

Exija siempre que le cumplan, para que vean que no es tonto, y en cualquier emergencia recuerde que aqui tiene amigos que lo han de aconsejar.

Lanza ni siquiera quiso dar á entender la clase de empleo que iba á tomar, presintiendo que le iban á aconsejar que no lo hiciera.

Y como él no podia confesar los propósitos que lo llevaban al Casino, era bueno no decir ni una palabra.

Respecto á sus ocho mil pesos, ya los habia olvidado por completo, convencido que no los volveria á ver en su vida.

Y como si pensaba en los ocho mil pesos que le debian, por fuerza tenia que pensar en los cuarenta mil que debia él, concluyó por olvidar una y otra cosa.

—Al fin, decia, yo debo una suma que me han ganado con fraude, no tengo duda, miéntras que lo que Scotto me debe es dinero que le he prestado peso sobre peso y que está obligado á volverme de la misma manera.

¡Quien sabe! puede ser que algun dia lo agarre á tiro y lo obligue á pagarme ese dinero; es cuestion de oportunidad y nada mas.

Lanza acomodó los pocos efectos que constituian su equipage, y abandonando el hotel Marítimo con cierto pesar, puesto que allí no lo habia pasado tan mal, se trasladó al Casino, que llamó cuna de su porvenir.

La mala estrella.

Desde el primer dia que ocupó su nuevo empleo, Lanza, ántes de atender á las obligaciones que se le habian señalado, empezó á observar atentamente el manejo de la casa, que era lo interesante para él, puesto que de allí pensaba sacar su porvenir.

Por la mañana tenia que levantarse temprano á abrir la casa y limpiarlo todo, puesto que allí no habia mas mozo que él, ni le convenia que lo hubiera.

En cambio tenia el derecho de acostarse mas temprano, dejando todo el quehacer á cargo de su patrona, de la que pensaba, con paciencia y maña llegar á ser socio.

Esto constituia la primera parte de su plan.

Por eso es que desde el primer momento se presentaba perfectamente paquete y perfumado.

Era preciso que el mozo no destruyese la impresion que odia haber hecho el marchante.