Página:Carlo Lanza - Eduardo Gutierrez.pdf/68

Esta página ha sido validada
— 68 —

—¿Y qué diablos se pierde con esto? es cuestion de dos jugadas mas y ya está.

¡Ahora verá como me compongo y dejo á todos sin ni un medio!

Lo único que siento es la incomodidad de tener que ir á casa á buscar dinero, porqué quiebro la suerte y pierdo un tiempo que es positivamente dinero.

Pero no importa: me bastan cinco minutos para alzarme con todo el dinero que hay aqui.

Espéreme unos minutos, amigo mio, y vuelvo.

Era tal la seguridad absoluta con que hablaba y la tranquilidad de que hacia gala, que Lanza se sintió mas calmado.

Y se sentó á esperar á su amigo, concluyendo de tomar su copa de rom.

Para él era indudable que su amigo se compondria y ganaria todo lo perdido, proponiéndose hacerlo levantar de la mesa en cuanto le viera una buena ganancia, para que no volviera á sucederle lo mismo.

Pero el tiempo pasaba de una manera desesperante y su amigo no volvia.

Ya algunos de los jugadores mas fuertes empezaban á separarse de la mesa, contando sus utilidades y retirándose en seguida, sin que el jugador volviera.

Si tardaba mucho mas, ya no llegaria á tiempo de poder jugar.

Uno de aquellos jugadores que tenia costumbre de verlo allí siempre, pidió tambien una copa y se sentó á su lado á tomarla, y calculando que habria perdido, le preguntó cuanto.

—Yo no he jugado, respondió Lanza, acompañaba á Scotto que ha perdido cuanto tenia y se ha ido á traer mas dinero: yo me he quedado á esperarlo.

—Scotto no vuelve mas ya ¿qué vá á hacer á estas horas? no sabria que ya eran tan tarde.

Ya los puntos empiezan á retirarse, como que son las tres y media y dentro de cinco minutos no queda nadie.

Lanza miró á la carpeta principal y vió que efectivamente los jugadores gruesos se habian ido.

No quedaban mas que los picholeadores que liquidan su puchero de á cinco y de á diez pesos.

—Es extraño, dijo Lanza, hace mas de una hora que el amigo se ha ido y ya podia estar de vuelta: ¡tal vez le haya sucedido algo!

—¡No crea! Scotto siempre es así, cuando pierde su último peso se vá y no vuelve mas.

Es un jugador que trae lo que tiene y no se vá miéntras no le conviene.

Ademas que no lo ha perdido todo, porqué yo recuerdo ahora que mientras ganaba iba apartando dinero en sus bolsillos.

—¡Si ha perdido hasta el último centavo! exclamó Lanza, ¡como que yo mismo he tenido que prestarle dinero!

Y Lanza refirió como habia prestado á Scotto los ocho mil pesos con que empezó á ganar.