Página:Carlo Lanza - Eduardo Gutierrez.pdf/63

Esta página ha sido validada
— 63 —

yendo que podia explotarlo en su buena fé como habia explotado al capitan Caraccio.

Era una buena veta que no debia dejar de mano.

Junto con este y otros mas, habia ido Lanza al Casino de la Bolsa, asombrándose de la frescura é indiferencia con que aquel jugador perdia ó ganaba gruesas sumas.

Tentado por él, Lanza jugó una ó dos veces, pero jugó flojo, como podia hacerlo un hombre de su prevision, un hombre que no quería arriesgarse á perder demasiado.

La primera noche Lanza hizo dos ó tres jugadas desgraciadas, en las que perdió sus apuntes, felicitándose de haber sido tan prudente para apuntar solo de á cincuenta pesos, diciendo:

—Voy á jugar para no estar de miron y nada mas, porqué yo no entiendo estas cosas, y ni sé siquiera donde se coloca un apunte.

En cambio su amigo jugaba con una magnificencia espléndida.

Si ganaba recogia su dinero impasiblemente, y si perdia se limitaba á sonreir y á sacar de su cartera mas dinero.

Por eso Lanza se habia convencido de que su amigo debia ser muy rico, poniéndole los puntos para explotarlo en su beneficio.

La segunda noche que Lanza jugó, ganó, pero apénas lo que habia perdido la noche anterior, porqué aunque su amigo lo tentaba, nunca habia querido hacer un apunte mayor de cien pesos.

El amigo á su vez se había figurado que Lanza era muy rico, y trataba de «amansarlo» para hacerlo su víctima á la fija.

Aquella noche su amigo ganó bastante dinero, retirándose con unos treinta mil pesos.

¿Qué emocion puede hacer esto en un jugador que sabe que, si esta noche gana cincuenta, á la siguiente puede perder quinientos?

Lanza se retiró con su amigo que lo habia invitado á cenar, hallándolo tan impasible como si nada hubiera ganado.

Así siguiéron asistiendo al Casino de la Bolsa, jugando siempre su amigo, que ganaba unas noches para perder otras.

Una noche, y esta fué la del fracaso de Lanza, su amigo le dijo que aquella noche iba dispuesto á alzarse con todo el dinero de la jugada.

—Siento que estoy de una suerte loca, le dijo, y pienso aprovecharla en toda regla.

Si quiere ganar dinero, no tiene mas que jugar á mi mano.

—Vamos á ver si su presentimiento es exacto, respondió Lanza, porqué en estas cosas de presentimientos uno se equivoca siempre de la manera mas famosa.

—¡Oh! yo no me equivoco nunca! podré perder al principio, pero despues gano y gano hasta que me canso.

No hay sinó tener constancia y no dejarse acobardar por lo que se pierda.

Ya me ha sucedido una noche; habia venido con la misma inspiracion y traia como cincuenta mil pesos.