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en la confeccion de vestidos, se entretenia en embalsamar pajaritos, ayudada por Lanza á quien enseñaba el arte.

Así, entre trajes y aves embalsamadas, ella ganaba mucho mas de lo suficiente para atender á los gastos de la casa.

Lanza, deseando tener los menores trastornos posibles, habia escrito á su vieja modista como si estuviera en Montevideo, y diciéndole que necesitaba permanecer un mes mas para dejar concluido el establecimiento de la sucursal.

Si me escribes remite las cartas á mi nombre y al escritorio de Caprile, le decia, así llegarán bien á mis manos.

Por este lado podia estar tranquilo, hasta que pudiera pagarle los quinientos patacones que le habia facilitado.

Entre su sueldo, lo que ganaba en su escritorio y las sumas que tomaba en lo de Caprile por los procedimientos que hemos indicado, en un mes podia reunir cómodamente con que pagar á la modista y quedar libre de este compromiso que podia muy bien traerle dificultades en sus negocios.

Despues que le pagara le diria buenamente que habia tenido que casarse por imposicion de su familia.

Así podria tambien conservar con ella una buena relacion y tenerla como cliente para sus remesas á Europa, puesto que el pago de los quinientos patacones aumentaria el crédito que con ella tenia.

Siempre sería esta una puerta abierta que tendria para ayudarse en cualquier dificultad.

No tenia mas que seguir conduciéndose como hasta entónces y esperar pacientemente las contestaciones de su suegro, pues si este consentia en el invío de las mercaderías todo marcharia bien para él.

Por el lado de Caprile poco tenia que temer porqué sus operaciones de estampillas, demora de correspondencia y diferencias de comision estaban tan hábilmente hechas, que habria sido muy difícil descubrirlas.

Y en caso que las descubrieran y saliera de la casa, siempre le quedaria como pretexto ante sus clientes, de que todo lo que se decia en el escritorio de Caprile era por venganza, porqué le habia llevado la mejor clientela.

Y como con esta procedia con la mayor honradez, no desconfiarian nada.

Lanza habia tratado de aumentar siempre su crédito y relaciones con la gente de iglesia, porqué con esta se prometia grandes negocios para el futuro.

Y seguia en su sistema de limosnas por medio de cheques, haciéndose presentar á todos los curas que llegaban de la campaña, con el curita que lo habia casado.

A todos ellos los servia gratuitamente, ofreciéndoseles en un todo y para todo lo que necesitaran en la ciudad, para lo que no tendrian mas que escribirle dos líneas directamente.

Les facilitaba dinero sin interés alguno, pues con esto se proponia abarcar por intermedio de los curas, toda la clientela que podia caer de la campaña.