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Luisa escuchaba gratamente aquel programa de vida, y cada vez mas enamorada de su Carlo, se consideraba positivamente un ser venturoso sobre toda exageracion.

¿Qué podia importarle ya de sus miserias pasadas ni quién se atreveria á criticarlas?

Todo quedaba olvidado y borrado con el amor de su marido y el respeto que su nombre le prestaba.

Luisa entónces se puso á llorar ámpliamente, pero un llanto tranquilo y consolador, arrancado por la inmensa felicidad que sentia y que nunca se atrevió á soñar para ella desde el miserable abandono de Arturo.

Toda aquella noche la pasáron entregados á sus planes de felicidad futura y á la realidad de su felicidad presente.

—Yo he querido establecerme, así pobremente, porqué este es el modo de trabajar con mas ventaja.

Si me vieran ricamente establecido, la clase de clientela que yo tengo se me iria, porqué para ella el lujo es sinónimo de gasto y creerian que por esta sola causa yo les habia de cobrar mas comision.

Guardaremos así una apariencia pobre y humilde para la clientela que ha de venir á darnos trabajo.

Ahora, en nuestra intimidad, donde el ojo extraño no puede penetrar, viviremos con toda la comodidad que, gracias á Dios, puedo proporcionarte y sin que carezcamos ni de lo mas supérfluo.

La pobreza en las apariencias de mi escritorio, la he de conservar por mas grande que sea mi fortuna y ya verás qué bien nos vá así, Luisa.

Pasemos por alto los detalles de aquella noche en que Lanza agotó todos los recursos de su dialéctica y de su astucia para concluir de apoderarse por completo del espíritu de su mujer.

Al dia siguiente se levantáron temprano; la felicidad quita el sueño como la desgracia.

Luisa envió á lo de su tia á buscar la ropa que necesitaba, y saliéron á pasear, despues de haber almorzado con don Estéban, como una prueba de cariño que Lanza le queria dar.

Aquel dia era Lanza quien invitaba á comer, en casa de sus tios políticos para mayor comodidad.

Habia invitado á sus compañeros de escritorio y á aquellas pocas amistades comerciales con quienes le convenia conservar relacion, sin exceptuar á Cánepa á quien recien aquel dia mandó dar parte de su casamiento precipitado, que por razones especiales habia sido necesario hacerlo así sobre tablas y sin pérdida de tiempo.

Realizado su casamiento ya no tenia cuidado de que cosa alguna lo hiciera fracasar, y entónces no podia tener recelo de hacerlo conocer de Cánepa, único interesado tal vea en estorbarlo para apoyar algun otro, segun él sospechaba.

Y como ya no habia remedio, si Cánepa tenia sus proyectos, los olvidaria sin tratar de perjudicarlo en su reciente enlace, puesto que con ello nada absolutamente podia sacar en limpio.