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pleo en el escritorio é ir prosperando en él, y segundo que su conducta presente sería su crédito para el futuro y la base en que reposarian los grandes negocios que proyectaba.

Aquel negocio era soberbio; con solo una buena conducta tendria cuanto quisiera, y podria disponer de sumas incalculables, pues era el crédito que tuviese y la confianza que inspirara, los que habian de llevar á su escritorio el dinero.

Por esto es que ya la cuestion del capital no lo preocupaba tanto como al principio.

El verdadero capital estaba en sus clientes, y estos no se atraian con dinero sinó inspirándoles una confianza absoluta.

Al mismo tiempo que preparaba sus clientes aquí, era necesario que preparara los corresponsales con quienes habia de entenderse en Europa, y esto tambien lo hacia con cierta habilidad.

Ciertas cartas que le encargaba escribir su patron, las escribia dobles, para firmar él una é irse haciendo conocer de esta manera, como dependiente de toda confianza en una casa de tan vasto crédito.

Otras cartas las escribia por cuenta propia, y mandaba bajo su firma y directamente las sumas que le entregaba la vieja modista y otras que le eran encargadas por intermedio de esta.

Así se iba haciendo conocer poco á poco, de manera á poder entenderse directamente con las relaciones comerciales del señor Caprile, las cuales su firma y sus órdenes no las tomarian como nuevas.

A su familia le habia escrito ya, exagerando su posicion comercial y social.

—Soy un comerciante de importancia, le decia, y la fortuna me sonríe de todos modos.

En cuanto pueda desenvolverme un poco de mis negocios iré á hacerles una larga visita al mismo tiempo que visite las personas con quienes mantengo relacion comercial.

Era imposible prepararlo todo con mayor habilidad que lo que hacia Lanza.

La cuestion era ahora, cuando lo tuviera todo preparado, poder salir honradamente del escritorio y en buena armonía con el señor Caprile, para que este no pudiera enrostrarle nada y no tuviera motivo para desacreditarlo en su negocio.

Mas práctico que todos los otros dependientes en el manejo de la casa, no tendria la menor dificultad en la suya, pudiéndola hacer trabajar como una casa vieja desde el primer momento que la estableciera.

Las cosas que de mas necesidad podian serle en los primeros momentos, como sellos postales y letras en blanco, las iba tomando lentamente del escritorio y acopiándolas en su casa.

Y como su salida de la casa podia tener lugar de un momento á otro, habia alquilado dos piezas en la calle de Tacuarí 81, piezas que habia ido amueblando lentamente, para darles el aspecto de escritorio á una y de habitacion á otra.

Cuando algun cliente tenia alguna dificultad pequeña que él trataba de hacer muy grande, le decia: