Página:Carlo Lanza - Eduardo Gutierrez.pdf/12

Esta página ha sido validada
— 12 —

En vano fuéron todas las pesquisas, inútiles las preguntas que dirigiéron á los jóvenes que con él se juntaban, nadie sabia lo que habia sido de Carlo Lanza.

Felizmente no habia ningun motivo de alarma, porqué no podia pensarse en suicidio ni en cosa parecida.

Desde el primer momento y viendo que no podia obtenerse ninguna noticia, supusiéron que la ausencia de Lanza se relacionaba con su viaje á América, y aunque sumamente afligidos, se encontró mas prudente resignarse á la determinacion que habia adoptado el jóven calavera.

Carlo Lanza entre tanto se habia ido á Génova, donde desconocido, le seria fácil tal vez conseguir lo que buscaba.

Allí empezó por buscar colocacion como sirviente de algun jóven rico, lo que no le fué difícil hallar.

Como era natural, un servidor de aquella sutileza tenia que hacerse imprescindible para un jóven de mundo, y esto sucedió con Lanza.

¿Qué podia desear su jóven patron que Lanza no se apresurase á complacerlo con rara delicadeza?

Al cabo de todo, él trataba de adivinarle el pensamiento, presentándole las cosas ántes que se le ocurriese pedirlas.

Lanza era su servidor de confianza y mas que servidor su secretario, al extremo que cuando salia á sus aventuras amorosas, era Carlo Lanza quien guiaba la volanta.

En gratificaciones y regalos, á los dos meses Carlo Lanza tenia no solo la suma necesaria sinó que se habia hecho una provision de buena ropa.

Ya no le faltaba sinó hacerse á la mar, con cierto recato para que su patron no entrara en sospechas, y por no perderlo le estorbase el viaje.

Lanza mató los dos pájaros que necesitaba, con un habilisimo tiro.

Manifestó á su patron que necesitaba remitir doscientos francos á su familia y que esperaba no solo que le adelantase esta suma, sinó que le diese una licencia de cuatro ó seis dias, para llevarla él mismo.

El patron no tuvo inconveniente en acordar ambas cosas, y así Carlo Lanza tuvo tiempo y dinero de sobra para realizar aquel viaje que constituia su bello ideal.

Y como él habia hecho su operacion la víspera de la salida del paquete, al siguiente dia tomaba pasage y se embarcaba en el último momento.

El viaje á América.

¡Qué mundo inmenso llenaba la fantasía de Carlo Lanza en aquel momento del embarco!

¡El en América, realizando su sueño dorado de inmensas riquezas!