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El pecho palpitando de gozo y alegria
Te ofrece enardecido sus cánticos de amor,
Que á mí me cansa, joh luna! la claridad del dia,
Me oprimne su hermosura, me mata su esplendor.


Yo anhelo de la noche la plácida frescura
Sobre mi jóven frente sentirla reshalar,
Y ver como vagando la brisa en la espesura
Las blancas hojas besa del nítido azahar.


Y ver como cuajadas las gotas de rocío
Le roban a las perlas su diáfano color,
Y ver la tortolilla bañándose en el rio
Exenta de los tiros del duro cazador.


Yo quiero esos acentos sublimes y armoniosos
Brotados de los senos del gigantesco mar,
Sentirlos acercarse, y luego vagarosos
De súbito perderse, de súbito sonar.


Yo quiero reclinada bajo un rosal de Cuba
Ceñida la cabeza de cándido jazmin,
Que mi cancion se eleve, que hasta los cielos suba,
Y allí la guarde tierno de Dios un querubin.