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las aguas antes pacíficas y cristalinas, se turban, y se salen del canal que las conducia. Los vientos, los árboles, las aguas, estan entristecidos.... ¡Ah! Daphne murió: objeto de nuestro llanto y de nuestra gloria. Pero, ¿qué miro? ¿Daphne, cual una blanca paloma se deja ver en los aires, remontándose ácia la mansion del Empíreo? ¡Ah Daphne! ¡y qué deliciosa es la morada que vas á habitar! Los campos disfrutan allí una eterna primavera, y los bosques conservan siempre un hermoso verdor. Daphne, bien sea que reposes bajo de agradables emparrados de amaranto, bien sea que te deleites en coger flores