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banza de Ceres [1]. Ninguna víbora está oculta entre la yerba de estos prados, y solo la serpiente que llaman amor está habitando dentro de mi pecho. Dígnate ¡o Filida! visitar estos lugares solitarios, nuestras fuentes y nuestros inocentes retiros. El dulce soplo de los céfiros refrescará los sitios por donde vayas, y los árboles doblarán sus ramas para dar sombra á los parages donde quieras sentarte. Las flores nacerán bajo tus plantas, y todo lo que miren tus ojos se revestirá de un aspecto risueño. Que yo no espire
- ↑ Ceres, inventora y Diosa de la agricultura.