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dulce enagenamiento á la sombra de los bellos árboles que te vieron nacer. Del mismo modo hace el verderon, que oye y aplaude los acentos del ruiseñor, sin atreverse a cantar, hasta que éste se ha retirado á disfrutar las Malicias del reposo.

Apénas los corderos habian sacudido de sus lanas el rocío de la aurora, cuando dos pastores que el amor y las musas tenian desvelados, condujeron á un valle florido sus ganados, frescos como la mañana y hermosos como la primavera. El oriente se iba cubriendo de encarnados celages, cuando Daphnis hablo así al hermoso Strephon: