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Otros ecos mas dulces que los mios deben cantar la triste y lastimosa suerte de Enrique, que sobrevivió á su poder; pero ¡ah! el mármol solo debe inmortalizar el trágico fin de un Rey sacrificado por su pueblo. Eduardo, en otro tiempo tan temido, reposa al lado de su tumba, y otros Príncipes cuya ambicion era ilimitada yacen tambien en estrechos sepulcros, morada en donde los grandes encuentran su reposo, y en la que las cenizas del esclavo se mezclan con las del su tirano.

Que sea célebre para la posteridad el monumento de Cárlos, aunque el sitio donde está colocado sea obscuro, y la losa que le

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