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CANTOS DE VIDA Y ESPERANZA

como flor o pecado, o conciencia
de sutil monseñor que a su paje
mira con vago recelo o enojo.
Ñapóles deja a la abeja de oro
hacer su miel
en su fiesta de azul; y el sonoro
bandolín y el laurel
nos anuncia Florencia.
Maestro, si allá en Roma
quema el sol de Segor y Sodoma
la amarga ciencia
de pupúreas banderas, tu gesto
las palmas nos da redimidas,
bajo los arcos
de tu genio: San Marcos
y Partenón de luces y líneas y vidas.
(Tus bufones
que hacen la risa
de Monna Lisa
saben tan antiguas canciones.)

Los leones de Asuero
junto al trono para recibirte,
mientras sonríe el divino Monarca;

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